• VIERNES,  26 ABRIL DE 2024

Columnistas  |  24 junio de 2019  |  12:00 AM |  Escrito por: Christian Ríos M.

Del Tratado de Versalles al proceso de paz en la Habana

0 Comentarios


Christian Ríos M.

El tratado de Versalles podemos definirlo como el mecanismo por medio del cual se le da fin a la primera guerra mundial entre los años 1914 y 1918. Como resultado de este tratado, determinó que Alemania del segundo Reich -quien iba ganando la ofensiva militar- perdió la primera guerra mundial y tendría que asumir todo el costo que esto implicaba.

Alemania debía asumir absolutamente todo el grado de responsabilidad como causante, agresor e iniciador de la primera confrontación bélica de grandes magnitudes a nivel mundial, tomando en primera persona el pago de enormes indemnizaciones para reparaciones a los “supuestos” países vencedores, con un costo casi impagable de 31,4 millones de dólares de la época (hoy por hoy son equivalentes a 442 mil millones de dólares). La conferencia de Spa en 1920 definió que porcentajes se le deben de pagar a Francia quien recibió el 52% de ese pago, Gran Bretaña 22%, Italia 10%, Bélgica 8%; se registra que esta deuda fue saldada el 3 de octubre de 2010. Sumado a lo anterior, Alemania debía de entregar aquel territorio que le había sido quitado a Francia como Alsacia y Lorena, y a su vez, perder territorio que para el momento era alemán; se estiman unos 76.000 kilómetros cuadrados de perdida territorial equivalentes al 13% de su territorio.

Se puede evidenciar entonces que el objetivo del tratado de Versalles era someter a Alemania y llevarla a un punto de control absoluto por parte de los países vencedores. Esta situación llevo a un escenario de precariedad al interior del pueblo germano, desestabilizándose los aspectos económicos, sociales y políticos. Entiéndase que el orgullo alemán quedó por el piso cuando no entendieron como después de ir ganando la guerra terminaron vencidos de forma humillante en un tratado pusilánime. Esto permitió el ascenso al poder del nazismo y que posteriormente desencadenó la segunda guerra mundial, aún más fuerte que la primera.

Lo anterior demuestra que una mala negociación para la culminación de una confrontación bélica, conlleva a una evolución o mutación del conflicto en otro escenario más fuerte, pero con otros nombres y protagonistas. Es así, como el proceso de paz en Colombia, llevado a cabo en la Habana, planteaba escenarios de paz posibles ante una mentira diseñada para el país con cierto nivel de sometimiento tal como lo planteaba el tratado de Versalles.

En el caso colombiano fue a la inversa, poniendo a los vencidos por encima de los vencedores, los vencidos tuvieron todas las prebendas y las concesiones que ellos quisieron imponer –es decir, las FARC-, y a los vencidos –las FFMM y el pueblo colombiano- los pusieron en inferioridad de condiciones al asumir todos los costos absolutos de la confrontación armada llevada a cabo por más de 50 años.

Al pueblo colombiano le toca asumir el costo económico de lo que fue esta confrontación armada, y que en reiteradas ocasiones veníamos explicando en diferentes escenarios que el proceso de paz colombiano al igual que el tratado de Versalles era un sometimiento y un resultado de prebendas a favor de la delincuencia, basta con recordar cómo se aprobó el aumento del IVA en el 2016 -en plena temporada navideña- justificando que era necesario debido a que la paz lo valía todo. Ahora, si revisamos cuanto le cuesta al país los salarios de los magistrados de la JEP no son cifras inferiores a lo que los políticos populistas colombianos quisieron en su momento promover el “referendo anticorrupción” para bajar el salario de congresistas; de hecho, es el mismo régimen salarial y prestacional vigente para los magistrados de los Tribunales Superiores de Distrito Judicial tal como lo dicta el decreto 1760 de 2017.

Desde los aspectos sociales y políticos, así como el fallido tratado de Versalles busco evitar nuevos conflictos con la creación de la sociedad de naciones, el proceso de paz en Colombia no evitó más conflictos, por el contrario, se proliferaron, arrojando un matiz de resentimiento, rabia y descontento en la sociedad ante los resultados recientes que este viene mostrando a través de la JEP (Justicia Especial Para la Paz), donde delincuentes asumieron curules en el senado, incluso profesos narcotraficantes que hoy son congresistas asumiendo cargos públicos sin confesar crímenes y sin resarcir las víctimas. Ejemplo que quieren seguir otros grupos delincuenciales para obtener el mismo tipo de prebendas, demostrando que delinquir si paga. Razones que son el resultado de un sometimiento social y político ante la delincuencia con la polaridad que esto desencadenó y el resentimiento social evidenciado continuamente en todos los espacios públicos.

En cuanto a la modalidad de guerra o conflicto, así como Versalles fue el detonante de la segunda guerra mundial, lo que arroja los resultados de la Habana no distan mucho de una realidad mutante ante nuevas modalidades de confrontación armada. La proliferación de grupos ilegales urbanos y rurales, bandas criminales, combos delincuenciales, carteles del narcotráfico, tráfico de armas, grupos delincuenciales de contrabando, reductos de las FARC aún en armas, grupos terroristas como el ELN y el revivido EPL nos ponen en la antesala de una transformación drástica y cambiante del conflicto pero continua; esto contrasta con la idea falaz y mentirosa que promovieron durante ocho años en el gobierno del expresidente Santos que le valió un mentiroso permio nobel de paz ante una realidad diversa de belicosidad y violencia en múltiples escenarios.

Versalles es el símil de la Habana, con el agravante que en Cuba se firmó un sometimiento marcado con un objetivo político de parte de los vencidos para ejecutar un proyecto fallido con tendencia al desastre social, político y económico, desde el debilitamiento de la institucionalidad para pasar al régimen delincuencial por el que intentaron arrodillar al país por más de 50 años. Los vencidos perdieron la guerra militar y la Habana les dio el triunfo político que es aún más peligroso, recordemos que Clausewitz planteó que la guerra es tan solo la continuación de la política por otros medios, ahora ¿los delincuentes con tendencias terroristas como pretenderán a futuro ejecutar su política?

 

 

Politólogo- Internacionalista. Christian Ríos M.

 

PUBLICIDAD

Comenta este artículo

©2024 elquindiano.com todos los derechos reservados
Diseño y Desarrollo: logo Rhiss.net