Dar sentido a la vida, ubicarse en el mundo y la cultura, nos permite pensar que somos sujetos que habitamos en un mundo, que enriquece la polifonía cultural regional de ser, donde obtenemos experiencias, la entendemos de diferentes formas y aprendemos a opinar con nuestras propias palabras, haciendo uso de los diferentes lenguajes. Partimos del sentir de la experiencia, recordemos que siempre nos preguntan qué experiencia tiene, si es muy joven, no tiene experiencia y si tiene algunos años, está muy viejo. La experiencia nos lleva al por qué, a entender por medio de nuestro sentido común, del lenguaje y de la filosofía de vida. Se pregunta: por qué y para qué existo, reflexión que nos lleva a valorar, dialogar, criticar y transformar al ser y su mirada del mundo y para el mundo

Este es el camino para realizarnos por sí mismo, darnos cuenta que somos conscientes.

El escritor colombiano Willian Ospina, opina: "Lo que necesita la humanidad no son soluciones; creo que lo que necesita es conciencia de lo que está pasando", Estos valores dependen, "del orden cultural" que nos rodea y critica que "nuestra época es experta en estimular las pasiones más cómodas". "La publicidad nos vende un ideal humano del lujo, del derroche y de la frivolidad. Descubrieron que es un muy buen negocio venderle irresponsabilidad a la gente". Se requiere algo más: se requiere sabiduría, algo que va más allá de la razón y que tiene que ver con el afecto, con la sensibilidad, con el asombro por la belleza",

Ser consciente, es iniciar un proyecto de vida, que nos puede ocupar toda la vida, mediante el autoconocimiento, la autoconstrucción, hacernos hombres concretos, autónomos, únicos para hacer historia y no repetirla.

La conciencia nos faculta para pensar que nuestra experiencia en el mundo, del mundo y con el mundo, está condicionada histórica y socialmente. Lo anterior quiere decir que vemos, sentimos, pensamos, entendemos y actuamos siempre en un contexto que nos proporciona la vida, basada en la experiencia. El eje fundamental que conecta todos los momentos de la experiencia es la conciencia. Es dialogar con el contexto regional, familiar, institucional para observar lo que está pasando y producir saber de región, es hacer uso del conocimiento como herramienta esencial para transformar y transfiguras al ser y su formar de ver el mundo.

Llego el momento de elaborar una resignificación y reestructuración para educar con sentido de regionalización, que despierte sensibilidad humana con un saber que nos fortalezca y que destruya la cultura de la guerra, del odio, el engaño por la cultura de la paz, del amor por la naturaleza con conciencia creadora y crítica que luche contra la lógica del mercantilismo, de la sociedad de consumo, de conciencia ingenua, oprimida y salir del informe del DANE, que en el Quindío somos cada vez menos personas.

Resignficación que exige el verdadero empleo del aprendizaje integral, de moda en la actualidad, pero lejos de la realidad del ser y el ser social. Educar integralmente es partir de la reflexión crítica del entorno, de su realidad vivencial y no la repetición de moldes rígidos, descontextualizados.

Educar integralmente, llámese niño, adolescente, adulto o sociedad con personalidad y madurez intelectual, exige un aprendizaje social interactuante, con cualidades propias puestas al servicio humano, comunitario, que enseñe a leer y escribir críticamente, creativamente; de no hacerlo, se está formando seres máquinas, sometidos, destructor de los valores e imposibilitado para recrearlos pero si para justificar los antivalores.

Conciencia crítica, creadora, es formar una sociedad inteligente, autocrítica, que se autoconstruye, es la autorrealización social, que recobra conciencia de su propia ser y de mundo, que la libra de la ignorancia y el conformismo