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Columnistas  |  20 enero de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Faber Bedoya

HACIÉNDOLE QUITES AL ALZHEIMER .

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Faber Bedoya

Terminaron las batallas con el ayer. Ganó el aquí y el ahora. Es un quite, un esguince al Alzheimer, para recordar lo reciente. Es un convenio para hablar del presente, y cómo lo vivimos. Con los hijos, con los nietos. Hay dos muy avanzados y tienen bisnietos. Las mismas noticias. Diferentes ópticas. Libertad en comunidad. Unión en la diversidad. La amistad está en el disenso, en la oposición. Haciendo caminos al caminar: son los mismos de siempre. Cambia la observación, las personas, los hechos. Hasta los mismos buses son diferentes. El remodelado café, también renovó las mentes de los contertulios. Darío trae una nueva receta, “son solo sugerencias para vivir mejor”. Renuncia irrevocable a los horóscopos. El futuro esta signado por las fechas de las citas médicas, anotadas en un tablero de acrílico. Frente a la mesa del comedor, o en el estudio, en la sala de estar. Son para cada tres meses, los de laboratorio. Los terminados en scopia, para cada seis o doce meses. Un amigo presentó una orden para dentro tres años. Tenía porque ufanarse. O por las fechas de los cumpleaños de los familiares, sin amigos. Está todo el año programado. El presente es alterado por el deceso de un conocido. Todos nos miramos con cara de sorpresa. Después de ser compañeros de trabajo, somos extraños en la vida. Como ocultando algo que todos conocen.. Todo se sabe. En las altas décadas, no existe la vida privada. Es que hacemos parte de la historia, somos referentes. La historia se convierte en anécdotas personales. Somos protagonistas de primera fila. La brecha generacional se abrió totalmente, no hay vocabulario vinculante. Menos actitudes. Los jóvenes son lejanos, más los niños. Se acabó el ayer. Otra vez gana el presente. Mirando, oyendo a los niños de hoy, no caben los muchachos de antes. Nos queda el silencio o las voces que claman ser escuchadas, por quien. Por los que claman ser escuchados. Refugio en la lectura, en la música, en los amigos. En la compañera de toda la vida. Tener una pareja estable en estas décadas es una salvaguarda, un asidero para el camino que falta. Mi compañera además de coequipera es amiga. Disminuye la concentración. Pero algunos y algunas creen que se puede atender a varias cosas a la vez. Sin retener ninguna. Los crucigramas son escudo y espada para algo, no sabemos con exactitud para qué, pero lo son, porque así lo creen quienes son expertos en ese tema. El portafolio de terquedades está copado, pero siempre hay lugar a una nueva. Son los berrinches de los viejos. Desde luego es la época de cambiar, de desaprender para reaprender. Difícil pero necesario. Estamos en una zona de confort, de tranquilidad que cualquier cambio es traumático. Entonces no es necesario. Sí lo es. Mejor me voy de viaje. Me refugio en los grupos donde pueda ser yo. Donde me admiten como soy y me entretengo. O en un grupo de adulto mayor con nombre joven y dinámico. Con una alta vocación y disposición al cambio y la altísima resistencia a la frustración. El portafolio de frustraciones no está copado, siempre hay lugar a una nueva, porque el repertorio de respuestas a ellas, es muy amplio. Tenemos un ejército de mecanismos de defensa listo a prestar el servicio necesario. Son nuestro Uber psicológico. Entre todos recordamos el ayer reciente, o las actividades para hoy. Con absoluta atención y concentración. Nuestra tarea para hoy es atender. Tener percepciones selectivas. Ser consciente de estar vivo y agradecido con Dios por el día de hoy. Solo por hoy. Si vivimos un día a la vez, con alma, vida y conciencia, no tenemos porqué albergar olvidos de lo reciente. Así cada día le hacemos esguinces al Alzheimer.

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