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Columnistas  |  03 junio de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: FABIO OLMEDO PALACIO

¿CÚANDO PERDIMOS EL NORTE?

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FABIO OLMEDO PALACIO

Por Fabio Olmedo Palacio

Corría el año 1530, y por la llamada hoy meseta del Quindío enclavada en la cordillera central, recorría sus selvas y valles una cultura milenaria llamada los Quimbayas, grandes guerreros, extraordinarios orfebres y artistas, que se opusieron férreamente a la dominación española. Posteriormente, llegan a estas exuberantes montañas, una colonización antioqueña durante el siglo XIX, que como se plantea en el libro Quindío, Armenia, Caminos y Pueblos: “Durante todo el siglo XIX llegaron al territorio del actual departamento miles de familias que tumbaron bosques, organizaron fincas, levantaron poblaciones, trazaron caminos, construyeron puentes y desarrollaron relaciones económicas, sociales y culturales”. Después de varios intentos para crear el departamento del Quindío, que dió comienzo a la gesta emancipadora en 1966 encabezada por unos ilustres hombres y mujeres como Anzisar López, Rodrigo Gómez Jaramillo, Silvio Ceballos, Humberto Cuartas Giraldo, Jesús Arango Cano, Bernardo Gutiérrez, Enrique Gómez, Clarena Gómez, Horacio Gómez Aristizabal, entre otros y como lo narra las crónicas de ese entonces “El ambiente era muy agitado, La prensa capitalina se oponía férreamente a la creación del Quindío, las barras enardecidas lanzaban gritos a favor y en contra, una señora, la suegra de Silvio Ceballos amenazaba desde las barras con sus tacones”. Me contaba Horacio Gómez Aristizabal, uno de los sobrevivientes de estos titanes, que los pasillos y recintos del congreso eran un campo de batalla, donde no se descansaba y se trabajaba día y noche, finalmente en enero de 1966 siendo las 7:21 P.M. se lograró la gesta emancipadora, con la aprobación del Congreso de la República y posteriormente la firma del presidente Guillermo León Valencia. Antes de esa histórica fecha, en 1927 llega el tren del pacífico, en el 34 se creó la Cámara de Comercio, en el 48 se inauguró el Aeropuerto el Edén, en el 56 se obtiene la primera estrella del deportes Quindío, en el 62 se creó la octava brigada del ejército nacional. Históricamente esta región ha crecido como respuesta a un raza altiva y trabajadora. Guerras como la de los 1000 días, el absurdo y sangriento enfrentamiento entre liberales y conservadores, terremotos y sismos, no han doblegado la voluntad de levantarnos una y otra vez. Pero de pronto un día, despertamos y pasamos de titulares de prensa donde el departamento sobresalía a nivel nacional en el deporte, la cultura, la política, las letras, el empresariado, la ciencia y el turismo, a noticias que todavía hoy en día nos llenan de vergüenza nacional. ¿Cuando perdimos el rumbo?, ¿En qué nos equivocamos?, ¿Por qué llevamos dos generaciones esperando que surjan nuevos liderazgos que nos ayuden a retomar el camino perdido?, Por qué ese virus llamado envidia, se metió tan fuerte en parte de nuestra sociedad y nos convirtió en caníbales, hasta acuñar una frase lapidaria “Quindiano come Quindiano” Cuando esto no hace parte de lo que nos transmitieron nuestros mayores, ¿Por qué?, ¿Porque?, ¿Porque tantas preguntas sin respuestas?.

Leyendo importantes columnistas de diferentes medios y foros de opinión, veo que está haciendo carrera una peligrosa tesis, según la cual estamos precensiando la segunda colonización del Quindio, por parte del antiguo gran Caldas. Vemos como la dirigencia de Caldas y Risaralda, está copando parte de nuestro liderazgo, ellos no son los culpables y lo digo categóricamente, los únicos responsables somos nosotros mismos, que hemos sido inferiores, a ese legado extraordinario de luchas y victorias que nos entregaron y nos hemos venido rifando, canjeando o vendiendo, por migajas o intereses particulares. En esta obligada cuarentena, he tenido mucho tiempo para pensar, leer y hablar a través de medios tecnológicos con diferentes personas, para intentar encontrar las respuestas. Hago parte de ese grupo que todavía cree que saldremos adelante y retomaremos la dirección correcta. Sé que ese gen de nuestros ancestros, circula con fuerza por nuestras venas y que junto con los Quindianos por adopción, que en ocasiones quieren, admiran y respetan nuestro departamento más que algunos raizales, encontraremos el camino. Siento que faltan muchas gestas victoriosas para escribir y como lo dice el Himno del Quindío en uno de sus apartes “Al amparo del pendón nacional, nuestra civilización, es una marcha triunfal”.

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