Roberto Estefan Chehab

Creo que, dentro del universo de la espiritualidad, la religión juega un rol importante. También creo que la orientación humana dada a las religiones no es sana en muchos casos puesto que se centra en la manipulación y seguramente ese es el motivo por el cual hay tanta deserción actualmente. Si aglutinar a las personas en épocas antiguas parecía un asunto fácil, pues poco o nada se cuestionaba lo que se enseñaba, hoy el tema es muy distinto. En la antigüedad las personas creían en la divinidad de sus emperadores, le apostaban sin discutir a la infalibilidad del Papa, se hincaban ante fenómenos naturales o astros, para así buscar calmar los grandes interrogantes del espíritu. Resulta que nada de eso es válido hoy en día, obvio, en sociedades que han avanzado en el conocimiento, en la comprensión, en la investigación. Seguramente estaremos de acuerdo en que la búsqueda de una explicación superior, del principio y fin de las cosas, es lo único que sobrevive: Dios no es esa figura humana, o un símbolo representado a través de animales, la luna o el sol. Creo entender que hay consenso en aceptar que Dios es la energía que está presente en todo el universo y solo significa amor. Dios no es peligroso, ni arbitrario, ni perseguidor. También creo que, dentro de la conciencia, la inteligencia y la lógica, el ser humano tiene un código natural de principios y valores que se da automáticamente y se organiza comunitariamente con la finalidad de cuidar a la naturaleza, respetar los límites e interactuar adecuadamente con la creación, a través del amor. No se necesita estar matriculado en un credo específico para ser un buen ser humano. Por eso tampoco creo que los únicos que merecerán la “vida eterna” deben profesar una religión específica: nada mas excluyente que ese mensaje. Cuando los seres humanos se organizan en grupos y no actúan de forma humilde, sencilla y afectiva rápidamente aparecen las rivalidades y se despierta la hostilidad. ¿entonces, mal hacen algunos “pastores” de iglesias al alimentar ese tipo de acciones. Y lo mas grave, porque está suficientemente documentado, radica en que los que dirigen se van “creciendo” ante sus semejantes y creen que son dignos e un tratamiento semi divino cuando en realidad pueden estar conduciendo a su rebaño hacia la desolación. Dios seguramente no desea eso jamás. Yo profeso la fe cristiana, porque creo en el mensaje de Jesús y su historia me conmueve lo suficiente para mover mi espiritualidad y sin embargo no creo que no ser católico tenga el mas mínimo problema. Lo que es gravísimo va en la línea de manipular a las personas para obligarlas a dar diezmos, so pena de ser acreedores de un castigo divino”; obedecer ciegamente a las palabras de los pastores, encubrir sus delitos y permitir que en los corazones vaya instalándose un sentimiento de “suciedad” permanente que algunos llaman pecado. Claro que el pecado existe y, sin embargo, no es lógico creer que las personas llegan al mundo “en pecado”. ¿La presunción de inocencia no existe para Dios? Sin duda, necesitamos creer en un ente superior y ante nuestra incapacidad para explicarlo todo y pretender igualarlo, el único camino que nos queda es la fe, o el ateísmo. Yo me inclino por la fe. Pero la fe en Dios, no en todos los cuentos y fantasías llevadas a escenarios de oración en los que no faltan “milagros”, “aguas milagrosas”, crisis disociativas y mil engaños con tal de tener a la gente cual súbditos humillados como única forma de garantizar la permanencia y lealtad. Por eso, cuide su autoestima, no permita ser manipulado, ni usado, ni explotado; no se asuste si no quiere o no puede darle dinero al pastor, no se convierta en fanático reclutador de seguidores, respete a los demás y con o sin religión, no dañe, no perjudique, cuídese, sea caritativo, sea empático, haga el bien, sea humilde y háblele a su Dios todos los días: agradezca, reconozca la voz de su conciencia y sea feliz por que tiene cada día la oportunidad de empezar, corregir y crecer y amar. [email protected]