En el paso por la universidad, uno como estudiante se concentra básicamente en dos cosas, tener los recursos para costearse gastos y cervezas; y rendir académicamente. Todo el mundo universitario gira en torno a esto, como si la vida se congelara en esos años que dura la carrera. Y así transcurre el tiempo en el pregrado, justo hasta cuando llegan los últimos semestres, momento de encontrar el lugar en dónde hacer las prácticas.

Cuando la universidad exige un certificado de prácticas como requisito de grado, impera un sentimiento de urgencia, y en algunos casos de impotencia, ya que se siente la presión de que se acaba el tiempo y es difícil encontrar un lugar en el cual realizarlas. Es ahí cuando se toma conciencia de que, durante los años dedicados a las buenas notas y a las cervezas, no prestamos atención en edificar otros aspectos que nos hacen profesionales.

Obtener el título universitario, en el área que sea, es solo una pieza en el lego de ser un profesional. El tema de las prácticas es un ejemplo para comenzar a entender que durante el tiempo de formación universitaria uno no debe concentrarse estrictamente en la academia. Como alumnos, solemos desempeñar ese mero papel de estudiantes y olvidamos tomar conciencia de otros aspectos de nuestras vidas.

El pregrado es el requisito que debemos cursar, sin embargo, no podemos dejar que el paso por la universidad absorba todo nuestro tiempo. Además de ser estudiantes, debemos fortalecer los diferentes papeles que desempeñamos a lo largo de nuestra existencia, y entender que lo que fuimos el primer día de clase por ningún motivo debe ser lo mismo durante el resto de la carrera.

Leer y escribir. Resulta importante que desde el primer día concibas la lectura y la escritura como herramientas imprescindibles de tu carrera. Realiza lecturas por placer, enamórate de los libros, las revistas, los documentos, busca espacios para escribir y dar a conocer tus ideas.

Eso de rodearse con personas en tu misma sintonía no es cliché, los contactos que hagas durante la vida universitaria pueden ser determinantes para tu futuro, busca las personas que te inspiran y enlaza algún tipo de comunicación, con el tiempo será una relación fructífera para tu futuro. Según el ámbito en el que te desempeñes, idea acercamientos con profesores, empresarios, políticos, etc., que la relación sea de respeto pero ponte a su mismo nivel.

Desde el primer día de clase te debes sentir como profesional, el modo de vestir y de comportarse crea un aura de confianza, los demás lo notan y eso te perfila positivamente en el camino que deseas emprender.

Lo más importante de todo es saber para dónde ir, establecer una hoja de ruta, que si bien debe ser flexible, aclara el panorama de tu vida profesional, saber a dónde se quiere llegar y establecer algunas pautas de cómo hacerlo es un factor imprescindible para el éxito.

Lo anterior implica retarte, retarte implica dar lo mejor de ti en todo lo que hagas, por pequeña e insignificante que parezca la acción, esto habla por ti, no menosprecies nada de lo que hagas porque todo es el reflejo de lo que eres. Que “darlo todo” no sea una frase de cajón, en cada acción, cada día, da todo lo mejor de ti, sé cada día mejor, concéntrate en ser excelente; ofrecer acciones mediocres, te hace una vida mediocre. Recuerda que se recibe en la medida en que se da, si das un tú mediocre, eso recibirás de la vida, una vida mediocre.